Reseña: Evil Dead Rise
“Evil Dead Rise” se exhibe actualmente en las salas de cine de Puerto Rico.
La quinta película en la serie de terror es un ejercicio de tolerancia hacia “gore”.
A principios de la década de los ochenta, el director Sam Raimi y un grupo de amigos añadieron un capítulo importante a los libros del cine con “The Evil Dead”, una pequeñísima producción de bajo presupuesto que marcó un antes y un después para el ahora veterano director de cintas como “Darkman”, “Drag Me to Hell”, tres películas de “Spider-Man” y recientemente, “Doctor Strange in the Multiverse of Madness”. Con “Evil Dead Rise”, que llega diez años después del “soft reboot” que fue “Evil Dead”, su legado continúa creciendo aún cuando está lejos de la silla de director. Su estilo está momentáneamente presente en esta película. La cinta también logra una autonomía solo posible cuando se alcanza un entendimiento total de la fuente de inspiración, en este caso, una franquicia con más de 40 años de existencia.
“Evil Dead Rise” no supera a su predecesora, saquemos esto del camino. Lo que sí logra esta propuesta sangrienta es mantener el característico horror elevado de la serie que separa esta de otras películas que intentan mantener a su historia y personajes alejados de un marco caricaturesco, pero que mueren en el intento. La acción de “Evil Dead Rise” no está impulsada por decisiones fuera de personaje ni por circunstancias demasiado convenientes para ser creíbles. Lee Cronin, director y guionista, coloca a sus protagonistas en un encierro fuera de su control, desatando el verdadero terror en una película como esta; un terror que trasciende los galones de sangre, las sierras eléctricas y los ralladores de piel queso. Esa última referencia solo la entenderás si has visto la película y tus ojos han sido expuestos a horrores inimaginables de la cocina.
No existe conexión directa con “Evil Dead” (2013), con excepción de los elementos que conectan todas como el Libro de los Muertos y un cameo auditivo de Bruce Campbell, protagonista de las primeras tres. La película cuenta una nueva historia con un nuevo set de personajes, liderados por Alyssa Sutherland (Vikings) como la antagonista principal y Lily Sullivan (The Other Guy) como su hermana gemela fraterna. También los acompañan Morgan Davies, Gabrielle Echols y Nell Fisher como tres hermanos que son testigos de como su madre pasa de ser una atenta y responsable matriarca a un desagradable cuerpo putrefacto que ahora se mueve solo con la intención de hacerles daño.
Es Sutherland quien logra trascender en un elenco con pocas notas negativas. Aunque el terror arranca relativamente rápido, la actriz australiana le brinda la humanidad necesaria a su personaje antes de ser totalmente despojada de ella. Su evolución física es casi igual de grotesca que la de Jane Levy en la versión de 2013, que tomó al personaje de Ellen Sandweiss (Cheryl) en la versión de 1981 y la adaptó a las exigencias de una audiencia moderna. El personaje de Sutherland mantiene estos elementos y reintroduce el humor de la original y las secuelas originales.
El elemento familiar solo añade al horror de “Evil Dead Rise”, haciendo que el “gore” práctico sea efectivo CASI todo el tiempo. Es aquí donde esta nueva entrega se queda corta, pues carece del ingenio que nos ha hecho cuestionar la salud mental de directores como el propio Sam Raimi y el uruguayo Fede Álvarez (Evil Dead). Este último no escatimó en el uso de sangre falsa, invirtiendo unos 50 mil galones y estableciendo un tipo de récord perverso en la industria del cine.
Aunque “Rise” es casi igual de sangrienta y perturbadora que la anterior, las secuencias de violencia no se sienten tan inspiradas como en aquella cinta que culmina con un literal aguacero de sangre. La ejecución es admirable, más no cuenta el “setup” que las habrían elevado y hasta habrían ayudado a mover la historia. Cuando están solo por estar, cumplen con un solo propósito, el de impactar. Pero cuando ruedan los créditos y prenden las luces de la sala de cine, ese impacto comienza a desvanecerse. Esto la convierte rápidamente en un ejercicio de tolerancia hacia este tipo de cine; tolerancia que este crítico ha ido perdiendo con el pasar de los años.
“Evil Dead Rise” se exhibe actualmente en las salas de cine de Puerto Rico.