El futuro de las salas de cine
Una mirada a cómo el cine ha cambiado en la era del streaming, las secuelas de la pandemia y cómo luce el futuro.

Es cerca de mediodía. Un grupo de fanáticos que llenó la sala tepe a tepe esperan ansiosos por el comienzo de la película y comparten sus últimas teorías momentos antes de que extingan las luces, señal de que están a punto de escapar a su universo favorito. Es la primera función del estreno más grande del verano. De los créditos de apertura a los créditos de cierre, la sala se inundó de un fervor que fortalece lo que ya es una experiencia colectiva extraordinaria. Es el año… bueno, el año no importa. Tampoco el título de la película. Ese momento, que ahora es solo un recuerdo fugaz, tomó lugar en una sala de cine.
Atrás quedaron los días en que la nueva película de Disney o Marvel Studios era considerada un evento cinematográfico imperdible. Aunque se pudiese argumentar que el “superhero fatigue” y las pobres decisiones del estudio post-Avengers: Endgame han sido factores en esta nueva y preocupante tendencia, otros estudios también sufren las consecuencias de lo que parecen ser nuevos hábitos de consumir cine que llegaron para quedarse y que comenzaron a forzar a compañías exhibidoras y estudios de cine a tomar decisiones drásticas para combatirlos.
Además, fue la misma necesidad y desespero de estos estudios durante la pandemia de Covid-19 lo que provocó una evolución en la manera que disfrutamos las películas. En aquel momento, con las salas de cine cerradas y el hambre insaciable de contenido de una sociedad en cuarentena, estudios como Universal Pictures -pionero de este nuevo modelo- decidieron estrenar la película Trolls: World Tour exclusivamente en plataformas de video on demand. Esto, previo al lanzamiento de su plataforma de streaming Peacock.

La secuela animada fue la prueba no solo para este estudio, sino para el resto de Hollywood, que analizaba la decisión muy de cerca. Según el propio estudio (vía Wall Street Journal), la anticipada secuela recaudó en sus primeros cinco meses más de lo que la cinta original había logrado durante su estancia entera en cines. Este inesperado éxito transformó el modelo de distribución para siempre.
En otra estrategia, también liderada por Universal, se acortó considerablemente la ventana de exhibición de una película en cines con el propósito de hacerla disponible en plataformas digitales para el disfrute de aquellos que prefieren quedarse en sus casas. Tres años después, el estudio continúa aferrado a un modelo de negocio que claramente es beneficioso, aun con el rechazo de los exhibidores, quienes ahora tienen que ser más agresivos en la negociación de títulos. Tras el estreno de una película, las ganancias iniciales favorecen principalmente al estudio productor. Sin embargo, desde la tercera o cuarta semana, el reparto de ingresos se inclina a favor de los cines, modificando el acuerdo inicial que beneficia al estudio. Este cambio varía según cada película y acuerdo entre estudios y cines. Aunque el Covid-19 y este nuevo modelo hirieron gravemente a los cines, la lesión no fue fatal. Según la Asociación Nacional de Propietarios de Teatros (NATO, por sus siglas en inglés), en 2022 quedaban poco menos de 40,000 salas de cine en Norteamérica, representando una pérdida de al menos 3,000 salas entre 2019 y 2022.
No olvidemos a quienes más se beneficiaron de aquel encierro de meses: las plataformas de streaming. En el 2007, Netflix lanzó la plataforma digital que reemplazó lo que por muchos años fue su modelo de negocio, el alquiler de películas. Desde entonces, la principal plataforma de streaming lidera la nueva era de consumo de películas y series. Poco después, se le unieron los propios mega-estudios que inicialmente se opusieron a este negocio, entre ellos The Walt Disney Company con Disney Plus y Warner Bros. con HBO Max, compañías que invierten sobre mil millones de dólares en la compra y producción de contenido para sus suscriptores. Con más de una docena de opciones para consumir contenido en casa sin costo adicional, es fácil ver por qué las audiencias se vuelven más selectivas y exigentes a la hora optar por una sala de cine.
Entonces, ¿qué deben hacer los exhibidores para volver a atraer audiencias a sus teatros?
La importancia de la experiencia prémium
Según una encuesta en los canales de Orlando en el Cine, un 87% de los consumidores prefieren una experiencia o sala prémium al ver una película en el cine. La experiencia prémium se refiere a salas IMAX, ScreenX, 4DX, 4DE y, en el caso de Puerto Rico y la República Dominicana, CXC (Caribbean Cinemas Extreme). Esta última es la versión propietaria de una sala Dolby del principal exhibidor de Puerto Rico, Caribbean Cinemas. En Norteamérica, este tipo de salas representó poco más del 9% de los recaudos en 2019, mientras que en 2023 ese número estaría más cerca del 20%, según reportó The New York Times a mediados de este año.
Este crecimiento exponencial combinado con la necesidad creada por la pandemia y los servicios de streaming, sembró un sentido de urgencia en la remodelación y adición de nuevas salas de cine. En Puerto Rico, solo un 13% de las salas de cine de Caribbean Cinemas ofrecen una experiencia prémium, que van desde pantallas más grandes y mejor sonido, hasta butacas reclinables más cómodas y un mejor ofrecimiento culinario. Los cines VIP de San Patricio Plaza, Distrito T-Mobile y ahora Las Piedras ofrecen un menú de comida y bebidas mucho más variado que el resto de los cines. El cine de Las Piedras, recientemente remodelado, también cuenta con una sala CXC y una sala 4DE. Esta última es otra versión de 4DX que combina movimientos y efectos especiales para crear una experiencia cinematográfica única.
La mayoría del resto de estas salas están disponibles casi exclusivamente en el área metropolitana, con audiencias en el sur y oeste de la isla pidiendo a gritos que se extienda este ofrecimiento a sus pueblos. Esto seguirá cambiando el próximo año, cuando el norte pueda disfrutar de la experiencia CXC y 4DE en el renovado cine de Arecibo. Este pueblo también alberga el legendario Autocine Santana, el cual opera casi ininterrumpidamente desde 1957.
“Las salas Premium son las favoritas del público y se está trabajando con un plan para llevarlas a la mayor cantidad de cines posible”, nos contó Mayra Ramírez, gerente de mercadeo de Caribbean Cinemas, sobre el plan de la compañía para atender las nuevas exigencias de una audiencia que cada vez más prefiere quedarse en su casa. “Además, todo lo que es innovación y nueva tecnología en proyección y sonido se sigue integrando en las remodelaciones”, añadió Ramírez.
Otros cines, al menos en Estados Unidos, han optado por añadir más opciones de entretenimiento dentro de sus facilidades, entre ellas la adición de restaurantes, mejoras en la concesión y en casos como el de Shop@Caguas, hasta un área de juegos para niños dentro de la sala. Esta propuesta, llamada Cine Kids, llegó al pueblo de Caguas en 2022 y aún está por expandirse a otros pueblos de la isla, comenzando por Arecibo. Este tipo de propuesta, como las salas premium, busca ofrecer un tipo de experiencia imposible de replicar en la sala de un hogar.
Un mejor ambiente
No es secreto que el comportamiento dentro de la sala de cine ha ido en deterioro desde la llegada del smartphone. Ahora, la pantalla grande debe competir con la pantalla de siete pulgadas del teléfono celular por la atención del mismo cliente que pagó entre $7 y $15 dólares por ver una película.
Según otra encuesta realizada en nuestros canales, un 45% opinó que el comportamiento irrespetuoso como comentarios en voz alta y uso de celulares en las salas de cine es la razón por la que han optado por quedarse en sus casas. Otro 22% contestó que las interminables opciones de streaming también son factores decisivos, mientras que un 33% se lo atribuyó al alto costo de entrada por persona. Este actualmente se encuentra en un promedio de $10.53 por persona en los Estados Unidos, según datos oficiales de NATO.
Aunque algunas compañías exhibidoras han implementado reglas que prohíben el uso de celulares y hablar en voz alta en sus salas, pocas veces se ponen en práctica medidas que penalizan a aquellos que estropeen la experiencia de otros.
Eventos especiales
Compañías de distribución locales como Lusca Events también exploran nuevas alternativas para atraer otros públicos a las salas de cine. Próximamente, audiencias de todo Puerto Rico podrán disfrutar de la nueva película del director japonés, Hayao Miyazaki, titulada The Boy and the Heron. Este es el más reciente en una serie de esfuerzos de Lusca Events que busca variar el ofrecimiento en las salas locales con propuestas internacionales que cubren desde anime hasta producciones independientes que de otra manera no habrían llegado a las pantallas grandes de Puerto Rico.
“Atraer nuevos nichos que el cine occidental no suele cubrir es una de nuestras principales metas con Lusca Events y películas como The Boy and the Heron, expresó Zoilo Rodríguez, CEO de la compañía y director del Lusca Film Festival. La nueva de Miyazaki, que tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Toronto, se exhibirá localmente a partir del 7 de diciembre. Demon Slayer World Tour, también una producción de Lusca Events, fue una de las películas más taquilleras en Puerto Rico durante el pasado mes de marzo.
Por otro lado, eventos especiales como el concierto de Taylor Swift también han establecido nuevos precedentes para las compañías de exhibición. La popular cantante estadounidense optó por eliminar al distribuidor y sus costos, así como las inversiones en mercadeo y publicidad que usualmente requiere un estreno en cines. En el caso particular de Taylor Swift: The Eras Tour, toda la publicidad estuvo a cargo de la propia cantante y su legión de fanáticos, conocidos en el mundo entero como swifties.
Mayra Ramírez de Caribbean Cinemas resaltó este contenido alternativo como “importante para atraer nuevos clientes”, recordando que, en adición, la exhibidora continúa presentando eventos culturales y deportivos en sus pantallas grandes.
El cine no ha muerto
Es fácil ser pesimista y pensar que el cine está moribundo, especialmente con cifras alarmantes como la que comparte NATO. De casi 5,869 teatros que existían hace cuatro años en Norteamérica, quedan unos 5,000, sobrevivientes del repentino cierre de 2020 que causó que estos perdieran el 80% de sus ingresos en el primer año de la pandemia del Covid-19. Los cines restantes han tenido que consolidar salas y reutilizar otras para crear nuevas opciones de entretenimiento.
El cine no ha muerto, más se debe reinventar en los próximos años para sobrevivir el inevitable cambio, y su enfoque debe estar en transformar la experiencia de la visita al teatro. Lo que sí está por morir es el cine como los conocíamos. El famoso Multiplex dejará de existir para que cadenas puedan transformar sus espacios con experiencias que comienzan antes de entrar a la sala, y con otras de calidad inmersiva que optimizan nuestro intento de escapar a otros mundos.